El Viaje del Rugby a la Escuela Secundaria de Brookline: La Visión de Jarrod Dyke

Frederik Hvillum

Oct 21, 2024

En una cultura deportiva estadounidense dominada por el fútbol americano y el baloncesto, el programa de rugby de la Escuela Secundaria de Brookline brilla como un testimonio de la dedicación de Jarrod Dyke y el creciente atractivo del deporte.

En el corazón de todo esto está Jarrod Dyke, entrenador principal de rugby masculino en Brookline, y su decidido esfuerzo por hacer crecer el deporte entre los estudiantes de secundaria.

Una visión desde el otro lado del Atlántico

Las raíces del rugby en la Escuela Secundaria de Brookline se remontan a la década de 1980, cuando Iain Ryrie, un expatriado inglés, introdujo el juego en la comunidad. Como apasionado jugador de rugby, vio la oportunidad de compartir el deporte que amaba con una nueva generación en los EE. UU. En una época en la que el rugby era prácticamente desconocido en las escuelas secundarias estadounidenses, sus esfuerzos por establecer un equipo en Brookline fueron pioneros.

“Amaba el rugby,” recuerda el entrenador Dyke, reflexionando sobre el legado de Iain. “Solo quería compartirlo con todos aquí.” La pasión de Iain dejó una huella duradera, con el Premio del Entrenador de la escuela ahora nombrado en su honor, un testimonio de su influencia en la escuela secundaria y la comunidad.

Los primeros días del club de rugby estuvieron lejos de ser convencionales. El equipo jugaba frecuentemente contra equipos universitarios de las categorías B y C, ya que era difícil encontrar rivales en otras escuelas secundarias. Esta introducción no tradicional al deporte forjó un espíritu resistente en los jugadores de Brookline, una característica que perdura hasta hoy.

El poder del video en el entrenamiento de rugby

Avanzando hasta el presente, Jarrod Dyke, quien jugó como segunda línea y número 8 en su carrera, ahora lidera los equipos masculinos de rugby en la Escuela Secundaria de Brookline. A pesar de la limitada presencia del rugby en las escuelas secundarias estadounidenses, el compromiso de Dyke con el deporte ha sido inquebrantable desde que asumió el rol de entrenador principal hace nueve años.

“Lo genial de Massachusetts es que la comisión atlética del estado ha autorizado el rugby. Así que cada día más escuelas lo están adoptando. Solo desearía que más escuelas adoptaran el rugby femenino, pero eso está comenzando a suceder poco a poco,” explica Dyke.

La Escuela Secundaria de Brookline solo tiene una corta temporada de rugby en primavera, lo que deja a Dyke con apenas unos meses para presentar el juego a nuevos jugadores, enseñarles lo básico y prepararlos para la competencia. Para algunos estudiantes, el rugby es un concepto completamente nuevo. Muchos vienen de deportes más tradicionales como el fútbol americano, el baloncesto o el fútbol, y tienen que adaptarse al ritmo rápido, las exigencias físicas y la naturaleza estratégica del rugby.

El rugby no es como otros deportes. No se puede pasar hacia adelante; tienes que aprender cómo placar de forma segura, cómo manejar el balón adecuadamente. Es mucho que aprender, y con una temporada corta, el tiempo no es un lujo para un entrenador de rugby de secundaria.

Es por eso que la tecnología de video se ha convertido en una de las herramientas más valiosas en el arsenal de entrenamiento de Dyke. Con el tiempo limitado para enseñar los fundamentos, Dyke depende en gran medida del análisis de video para acelerar el proceso de aprendizaje. El equipo de rugby actualmente usa una cámara Veo, que graba automáticamente los partidos y prácticas, permitiendo que Dyke y sus jugadores revisen sus actuaciones en detalle:

“Con el material que hemos podido revisar mediante la cámara, nos resulta extremadamente útil para entender nuestra forma en el ataque: ‘¿Cómo se ve nuestra defensa?’ o ‘Nos superaron en la última jugada. Intentemos otra.’”

Los jugadores también aprecian tener acceso al análisis de video. Pueden estudiar las grabaciones en su propio tiempo, aprender de sus errores y comprender mejor el flujo del juego, lo cual es necesario cuando el tiempo es limitado en un deporte como el rugby, donde entender la posición y la conciencia espacial es crucial.

Construyendo un programa y una comunidad

La misión de Dyke va más allá del campo de rugby. Como una persona clave en el programa de rugby de Brookline, está profundamente comprometido con el desarrollo personal de sus jugadores. El objetivo del programa es preparar a los estudiantes no solo para la competencia en la escuela secundaria, sino también para oportunidades de jugar rugby a nivel universitario y más allá. Para algunos estudiantes, esta es su primera experiencia con el rugby, pero Dyke espera que no sea la última.

“No importa si es un chico o una chica; queremos que los jugadores pasen al siguiente programa, ya sea en la universidad, en otro club o en un equipo senior, y que comprendan de lo que estos equipos están hablando, porque estarán muy preparados: ‘Ah, conozco esa formación’, ‘Sé cómo correr esa línea’ o ‘Sé cómo ejecutar esa jugada, ya lo hice antes’, y enseñarles habilidades que la mayoría no tiene al ingresar al nivel universitario senior,” dice.

Pero el rugby en la Escuela Secundaria de Brookline es más que solo formar jugadores. La escuela es conocida por sus valores abiertos y progresistas, y el programa de rugby no es diferente. Dyke enfatiza la importancia de crear un ambiente acogedor para todos los estudiantes, independientemente de su origen.

“No solo estamos enseñando rugby, estamos enseñando a estos chicos cómo ser buenas personas. Hablamos de cosas como el respeto, la inclusión y defender a los demás.”

El enfoque directo de Dyke en el desarrollo del carácter está arraigado en su filosofía de entrenamiento, que resume con una frase prestada del legendario equipo de rugby de Nueva Zelanda, los All Blacks: “No imbéciles.” Es un recordatorio simple pero poderoso para sus jugadores de que el respeto mutuo es fundamental y crea una fuerte responsabilidad interna. El entrenador Dyke explica:

“Cada uno de estos chicos va a enseñar a los demás lo que es correcto, ya sea hablando de racismo, misoginia o homofobia. Sea lo que sea, cada uno de estos chicos defenderá a sus compañeros y entre ellos.”

Mirando hacia el futuro con el video

El programa de rugby en Brookline ha recorrido un largo camino, pero Dyke no está dispuesto a conformarse. Su visión para el futuro incluye expandir el programa, continuar desarrollando a sus jugadores y asegurar recursos adicionales para mejorar el rendimiento del equipo.

Uno de los mayores deseos de Dyke es adquirir una segunda cámara Veo. Cree que tener múltiples ángulos del juego mejoraría enormemente su capacidad de enseñar, especialmente cuando se trata de analizar las complejidades de la posición y la estrategia. Dicho esto, el sentimiento de Jarrod Dyke sobre su Veo Cam es claro:

“Estoy extremadamente satisfecho con Veo. No necesito poner rastreadores a los jugadores. Simplemente la instalo, y es muy fácil de configurar. Un colega tenía su propio sistema y me pregunté: ‘¿Por qué no compramos este sistema?’ Cuando surgió la oportunidad, intenté recordar el nombre del sistema y busqué. Vi otros sistemas de cámaras porque no soy tonto, pero al mismo tiempo, sabía que este era el indicado. Y ha sido increíble.”

La creciente presencia del rugby en Brookline

A pesar de los desafíos, Dyke se mantiene optimista sobre el futuro del rugby en la Escuela Secundaria de Brookline. El deporte aún puede estar en sus primeras etapas en los EE. UU., pero con entrenadores apasionados como Dyke liderando el camino, el futuro se ve brillante.

El programa de rugby de la Escuela Secundaria de Brookline es un testimonio del creciente interés en el deporte en los EE. UU. Lo que comenzó como un esfuerzo pionero en la década de 1980 se ha convertido en un programa próspero que no solo enseña los fundamentos del rugby, sino que también inculca valores de inclusión y respeto en sus jugadores.

A medida que Dyke y sus jugadores miran hacia el futuro, una cosa es clara: el rugby ha encontrado un hogar en la Escuela Secundaria de Brookline y ha llegado para quedarse. Con la ayuda de tecnología moderna, un entrenador comprometido y una comunidad solidaria, el deporte continúa creciendo, brindando nuevas oportunidades a los estudiantes tanto dentro como fuera del campo.

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